
El 70% de los catorce millones de gafas de sol que se venden cada año en España incumple la normativa europea de seguridad
A pesar de que para muchos son un complemento más, las gafas de sol han de proteger los ojos y evitar efectos peligrosos o nocivos del astro rey. Por consiguiente, la elección de sus lentes no debe basarse en modas o criterios estéticos, sino en el uso que se les dará. Para la montura dejaremos nuestros gustos y optaremos por la que más nos favorezca.
La adquisición de las gafas de sol debe estar supervisada por un especialista de la visión. Más allá de modas y cuestiones estéticas, el color de sus lentes indica para qué actividades son más adecuadas unas gafas:
-Marrón: para filtrar las radiaciones azules. Aumenta el contraste y la profundidad de campo y es ideal para los deportes al aire libre, ya que produce un efecto relajante. Indicado en caso de miopía.
-Verde: permite una percepción de los colores con muy pocas alteraciones. Reduce la luz visible sin interferir con la claridad de visión. Especial para deportes náuticos e hipermetropía.
-Gris: permite su uso continuado en el tiempo, ya que transmite uniformemente la luz a través del espectro y respeta mejor los colores naturales. Recomendado para conducir.
Grados de absorción de los filtros:
-Filtros fotocromáticos: responden a la intensidad de la luz ultravioleta cambiando su tonalidad de clara a oscura. Aconsejable para frecuentes entradas y salidas de interior a exterior.
-Filtros espejeados: ofrecen una protección máxima frente al UVA por lo que son recomendados para el esquí o la escalada. Su inconveniente: se rayan fácilmente.
-Filtros polarizados: minimizan los deslumbramientos, ya que eliminan los reflejos de ciertos ángulos de superficies como el agua la nieve o la arena. Por tanto, son muy útiles para trabajos sobre superficies reflectantes, la pesca, deportes acuáticos...
La exposición al sol sin protección puede originar importantes lesiones en la córnea, retina y cristalino, provocando conjuntivitis, la afección más habitual, úlceras crónicas y la aparición prematura de cataratas. Para prevenirlas lo más eficaz es llevar gafas de sol que filtren la radiación UVA y UVB, y a ser posible con protectores laterales que eviten la radiación reflejada en el suelo, paredes, y en algunas partes del cuerpo como la cara y el cuello.
Los daños que provocan unas gafas inadecuadas no aparecen en seguida, sino después de algunos años y en la mayoría de los casos las lesiones son irreversibles. Algunos dolores intensos de cabeza y fotofobias anormales (intolerancia y temor anormal a la luz) también están producidos directamente por la utilización de gafas de sol, que no disponen de los filtros adecuados para evitar el paso de la radiación ultravioleta a los ojos.
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